La mariposa monarca, un diminuto insecto que vuela de día y recorre hasta 5,000 kilómetros para llegar a las reservas naturales que las sustentarán durante el invierno, hasta marzo del año siguiente, es un ejemplo vivo de migración para sobrevivir cada año.
En verano nacen las mariposas migratorias y a principios de otoño parten hacia las reservas de México y California, donde encuentran refugio en los pinos y oyameles de los santuarios durante el invierno.
Las poblaciones de Angangueo, Contepec, Senguio, Ocampo, Zitácuaro y Aporo en el estado de Michoacán, México, es donde habitan las mariposas. Se pueden encontrar en Temascalcingo, San Felipe del Progreso, Donato Guerra y Villa de Allende, en el Estado de México.
Con una superficie de 56,259 hectáreas, la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca es una zona protegida natural. Sus bosques contienen hojas de cedro, roble, pino y oyamel. En su ecosistema también se encuentran unas 184 especies de animales, entre anfibios, reptiles, aves y mamíferos.
Desde 2008, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) designó a la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca como Patrimonio de la Humanidad.
A México llegan entre 7 y 20 millones de mariposas monarca, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Viajan desde el sur de Canadá, pasando por Estados Unidos, hasta el norte de México, donde se asientan en santuarios que cubren los árboles y proporcionan el microclima perfecto para el insecto.
Las principales amenazas para la mariposa monarca en Estados Unidos y Canadá son la pérdida de hábitat y la escasez de algodoncillo. En México son la deforestación y la tala ilícita en los lugares de hibernación. Además, el cambio climático es actualmente la mayor amenaza para la mariposa monarca.